lunes, 2 de septiembre de 2013

He asistido con satisfacción y gran alegría a las Jornadas Humanísticas en Torreciudad. Un buen grupo de profesionales y estudiantes investigando y aprendiendo sobre Historia, Arqueología, Cine, Poesía, Mitología, Fotografía, Música, Teatro... Un buen modo de aprovechar el fin del verano. La última noche tuvimos una velada poética, musical y de teatro: más de dos horas disfrutando de lo mejor. Volveré.
En medio de la emoción, leí el siguiente texto, que redacté para la ocasión:

De cómo las Humanidades salvaron el mundo en unas vacaciones

Pasados los siglos todos habían olvidado quiénes fueron Sócrates, Platón y Aristóteles. Nadie recordaba nada de Alejandro, César o Carlomagno. No conocían a Agustín, ni a Gregorio, ni a Tomás, el de Aquino... El mundo se hallaba oscuro de sabiduría; ruidoso de noticias insustanciales que llenaban pantallas y robaban horas a la verdad.

El vacío de las mentes avanzaba en el mapa terrestre, tierra náufraga en el Océano de la Ignorancia. Ninguno de esos náufragos pedía auxilio porque nadie se percataba de su irremediable ahogo por el que se encontraban ya muertos. Creían disfrutar de vacaciones, ahogándose en su existencia sucedánea.


Mientas, sin embargo, algunos locos se encuentran investigando en sus raíces humanísticas, buscando columnas firmes donde asentar el mundo, columnas altas a las que no podrá cubrir el mar del adormecimiento mental.  Columnas que sirvan de faros que dirijan los navíos, torres que alumbran la ciudad humana, con luz procedente de otros siglos, conservada por los filósofos y alumbrada de nuevo por los poetas.


¡Hombre, mira arriba! Observa esos faros en la noche humana y dales las gracias por ser tu norte, contempla esa torre luminosa que muestra la verdad en medio de la ciudad, también humana. Faro del hombre, Torre ciudad.

domingo, 1 de septiembre de 2013

En las Jornada Humanísticas ¡una delicia tanto los asistentes como las actividades! vino un conferenciante muy controvertido. Gustavo Entrala nos contó cómo influían las nuevas redes en la vida diaria. En la ronda de preguntas se suscitó un debate interesante. Sostenía Entrala que lo que no está en twitter no existe. Alguien preguntó cómo podía influir en el mundo un filósofo, un poeta... Contestó que si no escribía en las redes no era nadie... El debate se calentó y otro preguntó cómo podría influir en la sociedad un simple campesino de la Mancha. La pregunta del campesino hipotético hizo que todos nos revolviésemos en las butacas del salón de actos, pues el conferenciante afirmó tajantemente que no puede influir. Sé que lo hizo por suscitar un mayor debate, pero en ese momento me quedé pensativo y compuse este poema. Lo leí en la velada poética de la noche que cerraba esta semana inolvidable. Lo copio:

Campesino de la Mancha
de cuya inteligencia dudas,
preguntad por toda España
las bocas no quedarán mudas.

Twiters y correos manda

burlándose de nuestros libros,
la afrenta es grande y tanta
que me uno a los campesinos.

Al Quijote de la Mancha,

muy ilustre y famoso hidalgo,
no le hagáis burla ni chanza
si estimáis la vida en algo.

Quien su honor ríe y mancha

le hago saber a ese tal
que yo, cual Sancho Panza,
le reto a un duelo verbal.

Que en España y en la Mancha

jamás sus escritos merecen
encerrar obra tan ancha 
ciento cuarenta 
                     caracteres.